"Un jardín trasciende la mera noción de espacio físico; es una invitación a los sentidos, un refugio donde la naturaleza se entrelaza con la vida cotidiana.
En este proyecto, el jardín de entrada fue concebido para evocar serenidad y armonía. A cada paso por el camino sinuoso, los moradores son presentados a nuevas texturas y aromas que los invitan a sumergirse en la naturaleza. Este recorrido está flanqueado por macizos de gramíneas e iris, creando un ambiente vibrante y acogedor. Las copas de las Caesalpinhas ferrea ofrecen una protección delicada, filtrando la luz del sol y generando un juego sutil de sombras que danza sobre el suelo del jardín."